Desarrollan papel bioactivo que prolonga la vida útil de las frutas: Funcionó en manzanas y uvas

Desarrollan papel bioactivo que prolonga la vida útil de las frutas: Funcionó en manzanas y uvas

Chile exporta anualmente alrededor de 2,6 millones de toneladas de frutas, pero entre el 3% y el 5% se pierden debido a la descomposición antes de llegar a los consumidores.

Actualmente, científicos de la Universidad de Concepción (UDEC) han ideado una solución mediante el desarrollo de un papel “bioactivo“, elaborado a partir de materiales naturales, que prolonga la vida útil de las frutas. Este innovador producto podría representar un cambio significativo para optimizar la exportación y transporte de estos alimentos.

Cristián Agurto, director del laboratorio del Grupo Interdisciplinario de Biotecnología Marina (GIBMAR) de la universidad, encabezó la iniciativa. En este proyecto, predominaron el uso de algas y otros componentes naturales en la creación del papel.

Andrea Donoso, bióloga investigadora de la UDEC y participante en el desarrollo de este innovador papel, detalló su función en una conversación con BiobioChile: “El papel tiene un componente algal que tiene una función más bien mecánica, porque las algas también tienen un contenido de fibra que puede servir, y se nos ocurrió que podía servir para hacer papel. Si bien no es lo mismo que la fibra de un eucalipto o de un pino, sí hay un contenido de fibra que nos hizo pensar que se podía lograr hacer un papel de alga”.

Además, la especialista destaca que el papel incorpora extractos de ciertas algas con propiedades antifúngicas, es decir, tienen la capacidad de prevenir el desarrollo de hongos. Estas algas fueron previamente evaluadas respecto a su eficacia contra los hongos que afectan a la industria agrícola, según indicó la experta.

¿Cómo funciona el papel que extiende la vida útil de las frutas?

Andrea menciona que el equipo científico ya ha producido un prototipo exitoso de este papel. “Hicimos una bobina a gran escala en una papelera, y la idea es que esto lo pueda utilizar directamente la industria agrícola”, explica.

Las primeras pruebas se centraron específicamente en manzanas y uvas, logrando reducir significativamente el porcentaje de infecciones causadas por diversos hongos agrícolas en ambos casos.

Para su aplicación, existen dos alternativas. La primera consiste en envolver directamente la fruta con el papel, mientras que la segunda opción implica utilizarlo en forma de “camisa”. Esta última técnica agrícola implica envolver la bandeja que contiene la fruta.

A lo largo de la investigación, también probaron el método bolsa. “En el caso de las uvas lo evaluamos en formato como de bolsitas, hicimos unas con este papel, metíamos las uvas ahí y evaluábamos. Comparado con bolsas plásticas tradicionales, observamos que efectivamente con el papel teníamos pérdidas significativamente menores por pudrición con hongo“, puntualizó.

su aplicación no se limitaría únicamente a la industria agrícola, sino que también se puede utilizar en entornos domésticos. “Más de una vez a mí me quedó papel en el laboratorio y puse un poco en la bandeja donde uno deja la fruta en el refrigerador abajo y observé resultados positivos”, comentó Donoso.

Avances para la industria agrícola

Los especialistas consideran que este producto podría ser de enorme utilidad para la industria agrícola en caso de que su adopción se generalice, aunque ello está sujeto al interés que puedan demostrar las compañías en este avance.

“Lo que hacemos nosotros como científicos, en el fondo, es desarrollar prototipos, validarlos con la industria y que sea después la industria o alguna empresa la que los adquiera, por ejemplo, o que esta tecnología después se pueda licenciar”, explica.

Según Andrea, lo ideal sería lograr la transferencia tecnológica para que este innovador método pueda ser implementado en la industria, aunque esta decisión no está en manos de los científicos.

Además de abordar el desafío de las pérdidas de frutas durante la exportación y transporte, Andrea destaca la importancia de agregar valor a las algas que actualmente se exportan en grandes cantidades como materia prima. Actualmente, la mayor parte de este procesamiento se realiza en el extranjero, lo que implica que estas materias primas, en su mayoría, no se quedan en Chile ni se les atribuye valor en nuestro propio país.