El agua es necesaria para la vida en la tierra y, por tanto, su calidad es de gran importancia. Cuando el pH de las precipitaciones es menor de 5.6 lo llamamos lluvia ácida. Las emisiones de dos contaminantes atmosféricos, NOx y SO2 son la principal causa de la formación de lluvia ácida. Mientras que en Europa y Norteamérica tales emisiones están disminuyendo, en Asia tienden a aumentar.
La lluvia ácida afecta a todo el medio ambiente por medio de una cadena de procesos y relaciones. Las precipitaciones contaminadas llegan al agua de la superficie y al agua subterránea. A medida que llega al suelo activa el aluminio y filtra los nutrientes, arrastrándolos a capas más profundas. Por ello, los árboles mueren, pero también se ven afectados directamente por las precipitaciones ácidas. El agua contaminada provoca un daño importante en la biodiversidad. Las áreas amenazadas por lluvia ácida se encuentran principalmente en Europa, Estados Unidos y China, cerca de las zonas altamente urbanizadas e industrializadas. Sin embargo, el transporte a gran escala de contaminación atmosférica puede provocar también lluvia ácida en zonas situadas lejos de las fuentes de contaminación atmosférica.